”La gente que conoció el hambre y la miseria y que empezó a comer con Chávez no se deja doblegar”
Carola Chávez, 55 años, casada, dos hijas, venezolana, chavista por convicción y no por parentesco -el apellido es mera coincidencia-, escritora y bloguera nos da una visión desde adentro de Venezuela, sin los filtros mediáticos que tan interesadamente nos “informan” sobre el país hermano, cercado desde hace años por el gobierno de EE.UU, situación que se ha agudizado en el último tiempo. Ella asegura que de esta crisis saldrán mejores y destaca que ha sido el nivel de organización popular e incluso, en momentos, la alegría lo que les ha ayudado a remar en medio de tanta adversidad.
Tiene clarísimo que las ambiciones se desataron contra su país por ser dueño de la mayor reserva petrolera mundial y ahora de diamantes. “Yo no quiero tanto, cada vez que nos certifican una riqueza estamos en problemas… Es lo que nos tocó, somos un país muy rico con reservas de minerales estratégicos y tenemos que defenderlo”, dice.
Justo en estos días, se cumplieron seis meses desde el día en que el joven diputado Juan Guaidó se autoproclamara Presidente interino de Venezuela durante una movilización callejera opositora, pretendiendo forzar la renuncia del presidente Nicolás Maduro.
Pese a haber obtenido el apoyo de 50 países, y a las cada vez mayores presiones del gobierno de Trump, el Jefe del Estado chavista sigue firme y lidera el diálogo con la oposición, bajo el auspicio de Noruega. Incluso han mejorado las condiciones de vida de los venezolanos, gracias a iniciativas concretas que ha tomado el gobierno para contrarrestar la crisis.
Para conocer cómo se vive el día a día en un país sitiado económica, comercial, diplomática e informativamente, Aerogremial habló con Carola, que además de escribir, es la encargada de repartir las cajas de distribución de productos básicos en su barrio en la Isla Margarita.
Autora de dos libros emblemáticos para entender lo que pasa en su país: “En Campañía”, que ofrece un relato detallado y emotivo de la última campaña electoral de Hugo Chávez, la de 2012, donde ella estuvo siempre a su lado. “Fueron momentos tan intensos y yo estaba con él. Fue un regalo de la vida”, recuerda hoy a través del teléfono.
“Qué pena con ese señor. Manual de costumbres y procederes de la clase media venezolana”, sin embargo, fue su primer libro y el que dio cuenta de su capacidad para narrar sus finas observaciones. Es que la propia Carola conoce desde adentro a esa clase que allí describe al detalle: residió varios años en Miami, luego en España y regresó para quedarse en su país con Chávez ya en el poder.
-Carola, ¿cómo es el abastecimiento hoy en Venezuela? ¿Hay faltante de productos?
-En este momento en el supermercado hay de todo. El problema es que está muy caro. Hace dos años faltaban cosas, eso ya se resolvió pero los precios son muy altos.
-¿Qué está haciendo el Estado para ayudar a la población de menos recursos a abastecerse?
-Nosotros tenemos los CLAP, Comité Local de Abastecimiento y Producción, que van calle por calle, barrio por barrio repartiendo cajas con 17 productos de alimentos básicos: leche, enlatados de sardinas, atún, harina de trigo, de maíz, porotos, lentejas, etc. Esa caja cuesta menos de un dólar, y es para las comunidades más vulnerables. Llega a 6 millones de familias todos los meses. También hay una con ocho productos, que reparto también una vez al mes, y se entregan tantas cajas por familia en función de las necesidades, por ejemplo, si hay discapacitados y cuántos habitantes hay en cada casa. La comida se entrega sin mirar ideología. Por ejemplo, yo le entrego a 25 familias y solo tres somos chavistas. Reparto cajas de comida en casas donde tienen piscina y carros de alta gama pero es lo que corresponde porque me las dieron para distribuirlas.
“Yo vivo en una comunidad mixta, con gente más pobre y un grupo de casas más de clase media, en un pueblito chiquito. Entrego más de 200 cajas al mes y ayuda muchísimo porque ya incluye casi todo el mercado seco. Faltaría complementar con los productos frescos, verduras y carnes. Para las comunidades más vulnerables hay un mercado que también entrega el huevo y hay un plan que se llama la “Caravana de la sardina”, que lleva este pescado a las comunidades que no son costeras porque acá en la costa siempre es más fácil conseguir la comida. Pero en las ciudades grandes y otras partes del país la proteína se hace difícil de obtener, y esos planes complementan el CLAP.
“Hay algunas comunidades que están fabricando sus propios productos de limpieza, hay cursos comunitarios para elaborar jabones artesanales, hay de todos los precios y calidades y ya a todas las comunidades están llegando. Hace dos años conseguir un jabón o un shampoo era difícil, ahora no. Estamos limpiecitos así que hoy la prioridad hoy está en otras cosas”.
CUBANOS AL PIE DEL CAÑON
-¿En el abastecimiento de remedios, por ejemplo o se normalizó?
-Ahí había faltantes, lo mismo que pasó con la comida. El gobierno subsidiaba los medicamentos y por ese subsidio había gran cantidad de bachaqueros, gente que compraba demás para después revender. Ahora se acabó porque es el gobierno, en sus módulos comunitarios, el que entrega las medicinas que necesitas. Llegan a las farmacias del gobierno donde compras remedios subsidiados, pero ahí generalmente hay cola porque el precio es mucho menor que en el comercio normal, donde están carísimos: el doble que en el mercado internacional. A pesar de todo, la atención médica en mi país sigue siendo gratis, gracias al convenio Cuba - Venezuela. Los cubanos han estado al pie del cañón con nosotros. Hoy justamente mi esposo estuvo con mi hija en un módulo de Barrio Adentro porque ella estaba con otitis. Yo no tengo seguro médico privado ni nada. Cada vez que en mi familia necesitamos médico acudimos al servicio público. También hay gente que se roba cosas de los hospitales, así que algunas cosas faltan, pero acaban de crear un comando de la Policía Nacional para vigilar los hospitales porque no solo se roban los medicamentos e insumos sino que hasta los tensiómetros y deterioran el servicio del hospital que en época de Chávez era muy bueno.
¿Cuánto ha cambiado la vida diaria en Venezuela desde que asumió Trump, contanos desde tu experiencia personal?
-Más que Trump, notamos la diferencia desde que se enfermó Chávez y murió. A partir de allí, EE.UU empezaron a apretar, subestimaron a Nicolás, dicen que es un bruto, nos subestiman a los venezolanos también. Ellos pensaban que si nos quitaban la comida por unos meses nosotros íbamos a salir corriendo y tumbar a Nicolás y eso no ocurrió. Hemos pasado por tantas cosas que miro hacia atrás y solo pasaron 6 años pero me parece que fueron siglos. Cosas tremendas hemos vivido como llegar al supermercado y no conseguir nada y verme llorando en medio de un estacionamiento, cosas muy dramáticas. Las mujeres sobre todo lo hemos padecido. Nicolás (Maduro) dice que ha sido una guerra que se ha ensañado particularmente con las mujeres, de verdad que coincido porque van directo a la alimentación de los niños. La política se ha vuelto muy matriarcal y toda la guerra se ha ido enfilando a nosotras. Han sido años dificilísimos, a mí me dio una depresión que quedé fuera de escena porque tuve crisis de ataques de pánico por el acumulado de stress.
“En enero empezó el rollo este de Juan Guaidó y arreciaron las amenazas de invasión en la TV y las redes sociales, vi a los marines marchando como los vi antes en Iraq y Libia. Todos los días nos daban un ultimátum. Muchas veces me acosté a dormir habiéndome despedido de mis hijas, de mis amigos, fue muy duro. Me dormía con dolor de estómago preguntándome si estos locos se iban a atrever a hacer lo que estaban diciendo, pero como hemos visto que lo habían hecho en otros países…
-¿Por qué crees que no pasó a mayores?
-Yo creo que Trump negocia así. Yo lo seguí en su campaña y él tenía una técnica de ahorcar al enemigo, ponerlo contra la pared y así empezar a negociar. El dice que no es guerra sino negociación pero que tiene que hacerse siempre con dureza. Trump soltaba un twitt o daba una declaración amenazante, la llevaba a un clímax y luego retrocedía.
Creo que ese es su juego. El problema es que mientras tanto nos están ahorcando, las sanciones que nos han impuesto son terribles y más para un país que siempre ha sido muy rico. En Venezuela somos derrochadores y ahora nos vemos en la necesidad de que tenemos que vivir con bastante austeridad. No es fácil pero como yo soy una optimista creo que esto nos va a ayudar a ser mejores.
RIQUEZAS QUE DAN DOLORES DE CABEZA
-¿Concretamente, por qué crees que EEUU no los ha invadido, como se temió en un momento?
-Es muy peligroso, estamos muy cerca, sus guerras siempre las desatan en otras partes, lejos de su territorio. Además, los rusos se han cuadrado con nosotros y ha sido una contención impresionante. Ningún país de América latina se cuadró con nosotros como han hecho los rusos. Estamos en medio de esta disputa, con China y Rusia apoyándonos y Estados Unidos atacándonos junto con la Unión Europea. Siento que es como una pelea de elefantes y nosotros somos el hormiguero que esté abajo, donde ellos tienen esta disputa geopolítica por la hegemonía, y nosotros en el medio porque tenemos la enorme reserva de petróleo y ahora nos acaban de certificar que tenemos la reserva de diamantes más grande del mundo. Entonces yo no quiero tanto, cada vez que nos certifican una riqueza estamos en problemas… Es lo que nos tocó, somos un país muy rico con reservas de minerales estratégicos. A nosotros nos tocó esto y tenemos que defenderlo.
-¿Por qué el pueblo venezolano resiste, pese a la situación tan dramática que está viviendo?
-Antes de Chávez la historia no nos importaba pero él nos afianzó eso de conocer la experiencia de nuestros libertadores, del valor de defender nuestras cosas y de no vivir arrodillados. Hay una cosa poderosísima acá adentro que nos dice que vamos a estar aquí como nosotros queremos, defendiéndonos de los gringos y venciéndolos, porque lo hemos ido haciendo al derrotar cada trampa que nos ponen. No soy socióloga pero aquí hay una alegría que a mí me asombra, la gente de pueblo, que conoció el hambre y la miseria y que empezó a comer todos los días con Chávez no se deja doblegar. Si hasta en marzo pasamos días enteros a oscuras, sentías miedo, sin internet ni teléfono para comunicarte. Pero los vecinos sacaron las mesitas a la calle, cocinaron todo lo que se les podía dañar, hicieron sancocho para compartir, y se veía a la gente jugando dominó, los niños jugando en la calle, no sé si es un carácter nuestro o una tendencia a la alegría. Es como esa gente a la que le pegan y le pegan y se vuelve a levantar y se está burlando del que le está pegando, creo que nosotros somos así. Y lo más importante es que tenemos la convicción de que los vamos a vencer.
-A la Argentina ha llegado una gran cantidad de inmigrantes venezolanos que se quejan del hambre y falta de libertades en su país.
-Acá dicen lo que sea de Nicolás, de la supuesta dictadura. Pasan cosas que en ningún otro país serían aceptadas, tenemos un Presidente paralelo que se autoproclama en una esquina y anda libre por la calle, que va por el mundo y solicita sanciones contra su país y regresa y no le pasa nada. Quienes sí tenemos menos libertad somos los chavistas militantes porque te dicen cualquier cosa y no puedes hacer nada. Siendo gobierno somos clandestinos porque tienes hijos y en el colegio no pueden ni decir que son chavistas.
Los acosan, mis hijas sufrieron acoso por ser hijas mías, yo soy una persona pública y hay persecución a los chavistas. Acá se publica lo que sea, desde insultos, amenazas de muerte, incluso tu domicilio diciendo que sos chavista para que esas hordas te quemen vivo y cuando meten a alguien preso por situaciones así, se convierte en preso político. Están acostumbrados a hacer lo que les da la gana y no se puede ser así todo el tiempo, hay que ajustarse a lo que la mayoría quiere.
-A propósito de mayoría, el proceso electoral venezolano ha sido descalificado, en particular la elección del año pasado donde Maduro fue reelegido por 6 años más.
-El antichavismo es muy gorila, en la última elección presidencial votamos casi 7 millones por Nicolás, del total de 9 millones que fuimos a votar. Hubo una alta abstención, mayor que otras veces, pero la participación fue más alta que en las elecciones en las que eligieron a Duque en Colombia. El mundo pretende desconocernos y decir que nosotros no existimos.
-Durante estos tiempos críticos uno de los mayores esfuerzos de EE.UU ha estado dirigido a minar el apoyo de las Fuerzas Armadas a Maduro, ¿por qué crees que siguen siendo leales?
-Por Chávez, porque él era un buen soldado y cambió la doctrina militar del país. Porque antes los militares eran los sirvientes de la oligarquía. Acá nada es como en el Sur, donde las familias de la oligarquía tienen siempre un hijo en las Fuerzas Armadas. Los militares acá vienen de los estratos populares, incluso los generales, y estaban subordinados a la oligarquía, cargándoles las maletas. La gente rica usaba de jardineros a los soldados y Chávez cambió eso. En los años que estuvo en la Academia ayudó a formar este sentimiento militar patriota, nacionalista, les hizo entender que su rol es importante. Además, hoy tienen responsabilidades en la conducción del Estado, que no sólo tienen que ver con la Defensa, y el pueblo se ve muy acompañado por los militares.
-¿Por último, explícame quién es Juan Guaidó y por qué tiene este rol hoy de encabezar la oposición?
-Cuando en enero se subió en esa esquina y se autoproclamó Presidente nadie sabía quién era. Lo habíamos visto en alguna marcha estudiantil hace unos años con un grupo de estudiantes que se bajaron los pantalones y hay una foto de eso. Para nosotros era un muchacho con el culo al aire. Pero se hace todo un montaje de propaganda y marketing y de repente en todo el mundo se estaba hablando de este hombre y me resultaba increíble que te lo presentaran como que de él dependía el futuro de mi país. La oposición nuestra, tan hambrienta de algún éxito, acepta lo que sea. Así lo dice el propio Secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, según se escucha en unos audios suyos que se filtraron en estos días. En ellos dice que la oposición está tan desesperada que les ponen un perro de líder y lo aceptan. Desde 2015 la mayoría en la Asamblea Nacional es opositora y como son muchos partidos chicos se pusieron de acuerdo en que la presidencia le tocaría a cada uno de estos partidos durante un año. Este año le tocó a Voluntad Popular, que es el partido de Leopoldo López, que tiene 3 diputados y uno de ellos es Juan Guaidó, que había jurado el 4 de enero y el 23 estaba parado en una esquina autoproclamándose Presidente. Nadie sabía quién era, ni su propia gente. Se hizo esta operación de marketing con países que salieron a reconocerlo y que creían que era cuestión de días para que cayera Maduro, que la gente estaba con ellos, que incluso contaban con militares que se supo después que eran leales a la Constitución. No se imaginó nadie que este loco se iba a lanzar y que los yankis lo iban a respaldar. Ya pasaron 6 meses de eso y los países que se montaron en esa locura no saben cómo quitárselo de encima.
-¿Qué le dirías al gobierno argentino que reconoció inmediatamente a Guaidó y aceptó a su supuesta embajadora?
-Creo que el gobierno de Macri no da para mucho más pero igual le diría que está abriendo una puerta peligrosísima. Eso que están haciendo y legitimando en Venezuela se puede hacer en cualquier otro país del mundo. En enero, el jefe del gobierno español dio 8 días para que reconociéramos a Guaidó y Nicolás dejara el poder. El día de mañana, el presidente de Cataluña dice que Pedro Sánchez no es el presidente porque a nosotros nos gusta “Patito Flores”, ¿qué puede decir si el avaló acá algo así? Destruyeron la legalidad internacional. Esto puede pasarle a cualquiera, miren la trampa que le hicieron a Lula, en Brasil con el juez Moro y demás. Los dueños de Brasil usan a Moro para meter preso a Lula y montan este caso, y cuando desatas la locura es loca, no tiene freno y puede pasar cualquier cosa. Tomar partido en contra de la legalidad internacional, violar las embajadas, poner trabas y entregar el dinero de Venezuela o empresas venezolanas al embajador que “designó” Guaidó en Argentina o Washington es peligroso. No podemos rendirnos porque no puede ganar la locura por lo menos nuestro deber es no dejarlos pasar, mientras podamos.
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