Buenos Aires, 25 de noviembre de 2023
Tal como lo advertimos desde APA, en las elecciones nacionales del pasado 19 de noviembre se ponían en juego todos nuestros derechos laborales, civiles y ciudadanos.
Habiendo dos proyectos de país y de sociedad enfrentados, una mayoría del 55,69% se impuso al proyecto que apoyamos desde nuestra organización, que logró subir hasta el 44,30% gracias a un enorme esfuerzo de campaña de amplios sectores del campo popular en un contexto desfavorable de una alta inflación y presión hacia la desvalorización de nuestra moneda nacional frente al dólar, ambas promovidas por los grupos dominantes de la economía y sus voceros políticos y mediáticos, responsables además de la impagable deuda externa contraída por el gobierno macrista entre 2016 y 2019.
La coyuntura electoral significó un retroceso temporario en nuestro proyecto de justicia social, plena vigencia de los derechos humanos, recuperación y desarrollo económico al servicio de todos los argentinos y pleno ejercicio de nuestra soberanía política y económica
El resultado significó, a pesar del ruido de la campaña electoral, el triunfo completo de la ultraderecha y, sobre todo, el regreso al gobierno del macrismo y su proyecto neoliberal más descarnado. Atrás quedaron las payasescas amenazas a “la casta” que, en realidad, escondían la llegada al gobierno de la más rancia “casta” del poder real, con los mismos nombres y métodos que creíamos haber derrotado en 2019.
El Plan de Gobierno anunciado por esta alianza triunfante no deja lugar a dudas. Se propone hacer una transformación estructural drástica dejando atrás todo gradualismo.
En lo que tiene relación con nuestra actividad aeronáutica la amenaza es integral y es inminente. Los anuncios de llevar adelante una reforma laboral completa (es decir: desregulación, precarización, desaparición de la indemnización, ataque a las organizaciones gremiales) y dejar en manos privadas todo lo que se pueda quitar a la propiedad y la gestión del Estado afecta a Aerolíneas Argentinas, Intercargo y nuestra fábrica de aviones y equipos Fadea, pone en peligro a todos los puestos de trabajo en dichas empresas y priva a nuestro país de sus principales instrumentos de política aérea.
Como ha sucedido en el pasado, el transporte aéreo argentino se pone a disposición de los grupos económicos transnacionales y sus socios locales. A estos grupos no les interesa el rol de estas empresas como factor de integración y soberanía, ni el servicio público y de conectividad y desarrollo que prestan en el enorme territorio argentino, ni su decisivo aporte a la riqueza nacional en conjunto con otras actividades, como el turismo, la industria aeroespacial y las economías regionales. Tampoco les interesa la convivencia entre estas empresas y otras empresas privadas: su propósito es un “juego de suma cero” donde las transnacionalizadas ganan con la desaparición de las empresas estatales y privadas nacionales.
Como en el pasado, las y los trabajadores aeronáuticos sabremos defender nuestros puestos de trabajo y nuestros derechos laborales, que significan al mismo tiempo la defensa de una política aérea al servicio del país y de todos sus habitantes sin ningún tipo de exclusión ni discriminación.
Esperaremos con firmeza y prudencia las medidas que adopte el nuevo gobierno. Agotaremos las instancias de negociación y diálogo, si es que somos convocados. Y, en base a esos hechos objetivos, decidiremos en unidad con el conjunto de los sindicatos aeronáuticos hermanos, los pasos a seguir.
Tenemos una rica historia de luchas en defensa de nuestra aerolínea de bandera, Aerolíneas Argentinas, de todo el patrimonio nacional y de nuestros derechos y puestos de trabajo. Nadie debe dudar que, una vez más, haremos todo lo que hay que hacer para defenderlos.
Edgardo Llano
Secretario General.